'Gente Nocturna', crónica de un estreno.
- Iggy Planas
- 23 mar 2019
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 28 feb 2022

El pasado jueves la cuenta atrás para el estreno de 'Gente Nocturna', de Misael Sanroque, llegó a su final y el público pudo disfrutar de esta obra dentro de la Sección Independiente del MUTIS. A las 21:30h del jueves 21 de marzo las luces del Cafè-Teatre Llantiol se apagaron y por fin pudimos mostrar el fruto del esfuerzo y ensayos de estos últimos meses ante un público que llenó "casi" en su totalidad el aforo del teatro.

¿De qué trata 'Gente Nocturna'?
Érase una noche de sábado en un bar silencioso y oscuro...
Max y Otto son dos borrachos bohemios que malgastan las frías noches de sábado bebiendo, tal vez para olvidar o para recordar. Max es un fracaso de escritor que ha dejado de escribir, pero no de beber. Otto es un pianista enamorado que quiere dejar de beber, los bares y a su amigo cínico.
Como un Falstaff moderno, Max teme que ahora que Otto se ha enamorado, éste lo abandone en sus rituales de sábado. Cuando todo parece perdido para Max aparecerá la mujer que una vez le dio sentido a su vida, la cantante Cora, a la que habían perdido la pista cinco años atrás...

Con el estreno del jueves pusimos el broche final a un extraño proceso, un proceso que nos ha tomado varios meses de ensayos, sudor y esfuerzos. Aunque, ante todo, ha sido un trabajo de descubrimiento propio, en especial durante las últimas semanas. Al tratarse de un proyecto cuya base esencial es el vínculo de amistad ya existente entre Misael Sanroque y yo llevado a escena mediante nuestros respectivos personajes (Max y Otto), se ha convertido en un proyecto bastante personal para ambos. Pese a que la amistad mostrada en la obra no deja de ser ficticia, en ocasiones durante el proceso de creación ha sido complicado saber discernir entre lo real y lo ficticio, creando un nuevo nivel en nuestra amistad fuera de escena.


A nivel personal, quisiera decir que tras la función salí del teatro abrumado, me costó un par de horas volver en mí, aunque en una versión distinta, como si hubiera vivido un secuestro. Mi personaje, Otto, había invadido cada rincón de mi esencia y se había mostrado en plenitud en escena y considero que, a día de hoy, ha dejado algo latente en mí en este extraño proceso de simbiosis entre actor y personaje.
También considero que el proceso vivido tras la representación ha influido en esta sensación. Tras cerca de unos cinco minutos de aplausos finales con la sala en pie, cerrar el telón y entrar en el camerino, se respiraba una sensación agridulce. Muchos de los objetivos se habían logrado y había muchos otros que todavía no, por lo que teníamos sentimientos encontrados, en especial Misael y yo que tuvimos que sentarnos por unos minutos en silencio para reflexionar sobre lo vivido. Personalmente, sentía que Otto seguía latente, pero había sido tal la mella que me había hecho que era notable.

Tras comentar brevemente la jugada con mis compañeros y cambiarme rápidamente de ropa, decidí seguir adelante e ir a buscar mis pertenencias para guardar el vestuario, enfrentándome a una sala llena de público que todavía no quería abandonar el teatro. Lo que hubieran sido unos treinta segundos para atravesar el pasillo de la sala e ir a la sala adjunta donde estaban mis cosas se convirtieron en cerca de quince minutos de felicitaciones, abrazos y besos. Nada más bajar del escenario pasé por una extraña ronda de felicitaciones en las que no podía avanzar unos metros sin recibir las muestras de cariño de alguien del público, de hecho me costó trabajo llegar a donde se encontraban mis familiares a quienes saludé y abracé efusivamente. Recuerdo que, al conseguir llegar a donde se encontraban mis pertenencias tras ese baño de masas, me sentí tremendamente abrumado; mis pensamientos encontrados sobre la obra seguían allí, pero al recibir el veredicto del público y saber de su aprobación de la pieza era algo acojonante. Una sensación que arrastré durante las siguientes horas convertido en un híbrido medio zombi de Iggy y Otto.
Quisiera agradecer a cada una de más de cien personas que llenaron el Cafè-Teatre Llantiol en este estreno, si no pude hacerlo personalmente el pasado jueves fue por incapacidad de asimilar lo que sucedía. Fui capaz de notar su apoyo, cariño en escena y tras bajar el telón lo seguí notando con sus felicitaciones. Incluso las de amigos y excompañeros de clase a los que hacía tiempo que no veía y que era la primera vez que me veían sobre las tablas. Por lo que quiero dar las gracias por su asistencia a todos ellos. También a mis familiares, muchas de las críticas que recibí de ellos fueron 'casi' de apoyo ciego a lo que hago y a como me ven mejorar con el tiempo, pero, en especial, quisiera agradecer a mi madre que acudió desde Gran Canaria para el estreno. A todos, amigos, familiares y gente no conocida que también aprovecharon para tener unas palabras conmigo, ¡miles de millones de gracias, sin vosotros el teatro no sería posible!

Dar las gracias al Cafè-Teatre Llantiol por ofrecernos su espacio para el estreno y a Yuri (el dueño del teatro), cuyas felicitaciones a nivel personal tras la función agradecí gratamente. También muchas gracias por esta oportunidad de estreno al festival MUTIS, tanto a los voluntarios presentes cubriendo la actividad como a Alberto Rizzo, que además ayudó como técnico de luces y con el diseño de luces. ¡Nos vemos en la Gala de Entrega de Premios del MUTIS X!
Finalmente, quisiera agradecer a todo el equipo presente en este proyecto tan personal y querido: todas las horas, esfuerzos y quebraderos de cabeza vividos durante esta aventura parece que nos han llevado hasta este punto. A Nia Patón (Cora/Nina) y a Cristian Fernández (El Barman, que no Camarero) por su talento, dedicación y por saber estar a la altura de las circunstancias. ¡Es un placer compartir escenario con vosotros compañeros! A Marina Prats por su incesante labor en las tareas de vestuario y escenografía, por su inestimable ayuda y sugerencias en los ensayos y por el maravilloso diseño artístico de los figurines y el cartel de la obra. A Tamara Gahonna y Ástrid Albornoz (asistentes de dirección) por su increíble trabajo desde la dirección, sus sabios consejos y por conseguir que la obra tomase un peso y dimensión que eran inimaginables en un principio, ¡habéis conseguido que redescubra la interpretación y en qué consiste ser un actor las 24 horas! Finalmente, agradecer a Misael Sanroque (director, dramaturgo y Max en la ficción). Por confiar plenamente en mí desde un principio, por su interés en mis consejos y sugerencias en lo referente al texto y por tener el valor y valentía de llevar nuestra amistad a escena que, aunque ficticia sobre el papel, tiene elementos basados en nuestra realidad compartida. ¡Es increíble compartir tu amistad tanto dentro como fuera de escena! A todos ellos, son pocas las veces que les puedo dar las gracias por el cariño y confianza que he recibido durante este proceso; sé que todavía hay mucho que se puede mejorar ¡pero ya cuento las horas para volver a trabajar con vosotros y subir a escena!

Camerino del Llantiol antes de salir a escena
Esto es en gran medida todo lo que puedo contar de este estreno de 'Gente Nocturna', los recuerdos son todavía recientes y tardarán un tiempo en asentarse bien en mi memoria, pero en conclusión lo definiría como una experiencia extraña y a la vez muy enriquecedora. De momento tenemos que hacer evaluación de todo esto y aún falta saber cuál es el veredicto del jurado del festival sobre la pieza, así que pocas son las novedades que puedo decir sobre el futuro del proyecto. Sin nada más que comentar, ¡nos vemos en el siguiente post!
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